El plazo para presentar las solicitudes a estas ayudas, que se corresponden con el curso 2023-2024, finaliza el 31 de mayo
. Durante el mes de mayo los estudiantes universitarios de Mequinenza pueden solicitar las Becas de la Fundación Joaquín Torres correspondientes al curso 2023-2024. Las bases de la convocatoria de estas ayudas, que este año alcanza su trigésimo primera edición, pueden consultarse en la web del Ayuntamiento de Mequinenza. Las solicitudes pueden presentarse hasta el 31 de mayo. Una vez finalizado el plazo, el Patronato de la Fundación analizará individualmente cada una de ellas para comprobar si cumplen con las bases de la misma antes de realizar la entrega de las mismas en una fecha aún por determinar.
Estas ayudas son complementarias a otras becas y son posibles a la generosa donación de Joaquín Torres, un mequinenzano que hizo fortuna en Latinoamérica en el mundo editorial. Para poder percibirlas, los estudiantes deben cumplir los requisitos fijados en las bases de las convocaría. Deberán, al menos, estar cursando segundo de la carrera universitaria escogida, reunir los requisitos académicos que el Estado exige en la legislación de becas, haber solicitado beca al Estado y haber residido los últimos 10 años ininterrumpidamente en Mequinenza.
En la convocatoria del curso pasado se entregaron un total de 31 becas por un importe de 31.000 euros. Tras tres décadas, la Fundación Joaquín Torres ha otorgado 760 becas por importe de 980.000 euros que han revertido en la formación superior de los jóvenes de la localidad.
Joaquín Torres Arbiol
Joaquín Torres Arbiol es el emigrante ultramarino más notable y generoso de Mequinenza. Nació en el Poble Vell, el antiguo núcleo urbano de la localidad desaparecido por la construcción del embalse de Riba-roja, el 8 de junio de 1901 y falleció en Buenos Aires el 10 de agosto de 1991.
Este filantrópico mequinenzano dejó su villa natal a los 21 años para hacer el servicio militar en Madrid. Allí y como producto de una serie de casualidades acabó entrando a trabajar en la editorial Espasa, la futura y potente Espasa Calpe.
Tan relevante debió de ser su desempeño en la empresa que poco después, en 1926, la editorial le envió a Buenos Aires al objeto de crear una filial o delegación en la capital de Argentina. Compatibilizó su trabajo además, como comercial de otras editoriales españolas como Seix Barral y Cervantes. Se dedicó a detectar ediciones clandestinas, fraudulentas, sobre todo las venidas de Chile, así advertía a editoriales y librerías para impedir su adquisición, luchando así contra la piratería. En el año 1931 se convirtió en propietario de la editorial Juventud Argentina.