Artículo de opinión de Alfonso Callejero, donde habla sobre la vivienda pública en la capital del Bajo/Baix Cinca
Estas semanas atrás el Gobierno de Aragón en su habitual gira publicitaria y de autobombo, se acordó que en Fraga “están los suyos” y organizó un acto promocional para vender en un día gris, otra idea gris.
La idea resultaba sencilla, dejar que las constructoras sigan construyendo más viviendas aún y luego decirles que esas 50 viviendas serán para jóvenes a un precio asequible. Hasta aquí resulta impecable el pensamiento, pero si nos detenemos un instante, y hacemos una fotografía de Fraga, podemos enumerar fácilmente, no solo 50 casas o edificios vacíos en Fraga, si no hasta más de un centenar de potenciales hogares que en un plazo muy breve de tiempo podrían ser propiedad municipal o del Gobierno de Aragón y si fuera necesario rehabilitarlos, para ponerlos en alquiler social para los jóvenes, las parejas o esas familias que están buscando su primer hogar.
Para ello, el consejero de Vivienda nos disimulaba las carencias de su venta, jaleado por el alcalde y el resto de la corte de concejales que le acompañaban en la foto.
El problema, y aquí empieza lo interesante, es que la vivienda parece que la consideran un bien de mercado más que un derecho social. Si es algo en lo que se puede ganar dinero, entonces parece que todo vale. Y es ahí donde entran los fondos buitre, los bancos, los intereses de las constructoras y un largo etcétera. Y lo peor de todo es que el acceso a la vivienda, ese derecho tan básico, queda a merced de los intereses privados. Al final, si no podemos pagar, nos quedamos sin casa. Quedando mermado nuestro futuro y proyectos de vida. Así de sencillo.
Yo opino que por encima de todo la vivienda es un bien social y por ello, las Administraciones Públicas deben velar y legislar para que el acceso a la vivienda sea asumible en nuestra ciudad, donde tenemos un evidente problema con el alquiler y el precio de las casas. En consecuencia, el Gobierno de Aragón debe aplicar la Ley de Vivienda estatal que aprobó el gobierno progresista en la legislatura pasada, para así controlar el precio de la vivienda en Fraga. Además, debe dejar de incentivar la construcción de vivienda nueva (justo lo que anunció en Fraga) y centrarse en lo que de verdad puede transformar y cohesionar nuestra ciudad: la rehabilitación de casas y viviendas ya existentes.
Esto es especialmente interesante porque nuestra localidad tiene un Casco lleno de casas con un verdadero potencial. Rehabilitar esas viviendas, devolverles la vida, no solo ayudaría a revitalizar la ciudad, sino que podría atraer a jóvenes que quieren asentarse aquí, crear una familia y una vida en esta margen del río.
Por otra parte, debemos exigir al Gobierno autonómico que legisle una Ley de vivienda autonómica que permita que por simbólicas cantidades de dinero pueda adquirir importantes cantidades de vivienda que están en manos de bancos, fondos buitre, y esto permitiría que en muy poco tiempo y de forma muy económica una gran entrada de vivienda pública para poner en alquiler asequible para jóvenes. Eso sería un golpe directo a la especulación y una victoria para todos.
Así que, en resumen, ¿de verdad necesitamos más viviendas en Fraga? ¿No tenemos suficientes vacías? O, tal vez, ¿es que la construcción solo es un negocio redondo para las constructoras, inmobiliarias y bancos?
La respuesta es clara: en lugar de seguir construyendo más edificios, deberíamos empezar a rehabilitar los que ya tenemos. Porque la vivienda no puede ser un lujo para unos pocos, y sí debe ser un derecho al alcance de todos.