Un relato personal, conmovedor y valiente en el que el autor rescata del pasado un episodio que ha marcado su vida
El escritor y químico Jaime Tomás presentó la semana pasada, en la Sala Goya de su pueblo natal, su segundo libro, “Ese día era martes”. Se trata de una obra que la escritora Eva Moreno, encargada de conducir la presentación, calificó como “valiente y profundamente personal” y que rememora un fatídico accidente ocurrido durante su etapa escolar, fruto de una imprudencia en un laboratorio.
Tres años después de su debut con “Las batallas perdidas”, una obra cargada de lirismo y memoria ambientada en Mequinenza, Tomás da un giro hacia lo íntimo con este nuevo libro, que aborda sin artificios uno de los momentos más oscuros de su adolescencia. Una historia conmovedora que arrancó de una conversación con su hija y en concreto en una pregunta, que actuó de detonante para impulsarle a escribir esta novela.
En un tono honesto y reflexivo, Tomás reconstruye aquel episodio que marcó su vida y que, hasta ahora, permanecía guardado en la intimidad de su memoria además de reflexionar sobre otros aspectos que guardan una estrecha relación este relato autobiográfico que ahonda en la fragilidad de la adolescencia, el peso de las decisiones y la cicatriz que deja el pasado. “Ese día era martes” no es solo un libro sobre un accidente, es una reflexión sobre el aprendizaje, la culpa y la resiliencia.

