Dimisiones, protestas y el colapso de la atención primaria. La sanidad aragonesa parecen haber llegado a un punto de crisis permanente
La sanidad en Aragón atraviesa un momento crítico. En los últimos días, el sistema sanitario aragonés se ha visto sacudido por una oleada de dimisiones y protestas, reflejando el profundo malestar del sector. Uno de los temas polémicos, el conocido como «decretazo» de Atención Primaria, una medida impuesta por el Departamento de Sanidad que ha generado rechazo entre los profesionales sanitarios.
Por otro lado, en las últimas semanas se ha sucedido un goteo de dimisiones en el Hospital de Barbastro. No hay que olvidar que el Centro de Salud de Fraga, del que dependen varios municipios de la comarca, depende de este centro.
Todo ello, sin olvidar que desde hace más de dos años se está arrastrando una huelga del Transporte Sanitario en Aragón, con la convocatoria de un nuevo paro en marzo de 2025.
No es nada nuevo que la sanidad en Aragón no pasa por su mejor momento. De hecho, cuesta recordar cuando este sector no ha estado en el ojo del huracán por falta de recursos y precariedad. Más allá de los ya olvidados (y más que merecidos) aplausos a los sanitarios a las 20h durante la pandemia, la falta de recursos, personal y especialistas, es una tónica constante en nuestra tierra. Los que vivimos en el Bajo/Baix Cinca somos conocedores de todas estas carencias, porque llevamos años sufriéndolas y lustros observando como no mejoran. Por eso, es inevitable preguntarse ¿La Sanidad en Aragón (y en el Bajo/Baix Cinca) tiene solución?.
Lo cierto es que, más allá del rifirrafe político, de poco servirá la tormenta de reproches y acusaciones que, como espectadores, vamos a seguir viendo durante las próximas semanas. Lo que necesitamos los aragoneses es una sanidad efectiva, de calidad, con los recursos adecuados, con el desplazamiento mínimo y con la menor lista de espera posible. Y ya puestos a pedir, que sea una sanidad pública.
Lo fácil es buscar culpables, lo necesario y urgente es buscar soluciones. Sería fantástico ver un entendimiento político, real, de verdad, aunque solo fuera por una vez, para mejorar la salud de todo Aragón. Pero esto parece tan difícil, que simplemente vamos a remarcar algunos datos y que cada cual saque sus propias conclusiones.
Un sector al límite
El conflicto se ha materializado en dimisiones en distintos niveles del sistema sanitario. Uno de los casos más relevantes es el del jefe de Urgencias del Hospital de Barbastro, quien ha renunciado a su cargo en señal de protesta. Su decisión se suma a la de numerosos profesionales que denuncian la precarización de las condiciones laborales y la falta de recursos para garantizar una atención de calidad.
Las organizaciones médicas y sindicales han reaccionado con contundencia. CEMSATSE, uno de los principales sindicatos del sector, ha iniciado una serie de protestas en respuesta al «decretazo» y a la gestión sanitaria del consejero José Luis Bancalero. La presión sobre el Gobierno de Aragón ha aumentado, con la oposición exigiendo la dimisión del consejero de Sanidad, mientras que desde el Ejecutivo se defiende la necesidad de las medidas adoptadas para garantizar la cobertura asistencial en todo el territorio.
El Hospital de Barbastro, en el ojo del huracán
El Hospital de Barbastro, que da servicio a una amplia zona del sector oriental de Huesca, entre el que se encuentra el Centro de Salud de Fraga, se encuentra en una situación especialmente delicada. A la dimisión de su jefe de Urgencias se suma la reciente falta de especialistas en otorrinolaringología, lo que ha obligado a trasladar pacientes a otros centros. A pesar de que el consejero Bancalero ha defendido la gestión del hospital y ha asegurado que es el centro con menor demora quirúrgica de Aragón, la realidad es que el déficit de profesionales pone en riesgo la calidad asistencial.
Un problema estructural
Más allá del «decretazo», la sanidad aragonesa arrastra problemas estructurales que se han agravado en los últimos años. El aumento del gasto sanitario derivado de la pandemia de COVID-19 y la falta de inversión en Atención Primaria han generado una sobrecarga asistencial que pone a los profesionales en una situación insostenible. Muchos médicos y enfermeros denuncian jornadas extenuantes y la falta de incentivos para cubrir plazas en áreas rurales, lo que compromete la equidad en el acceso a la sanidad.
Huelga del Transporte Sanitario
Además, la crisis sanitaria en Aragón se ve agravada por la huelga del transporte sanitario, que lleva más de dos años activa. Los trabajadores de ambulancias denuncian condiciones laborales precarias, con salarios bajos y jornadas extenuantes, llegando a realizar turnos de hasta 24 horas. A pesar de la duración de la huelga, los elevados servicios mínimos han hecho que pase casi desapercibida, aunque su impacto en el sistema sanitario es significativo. La reciente convocatoria de un nuevo paro en marzo de 2025 refleja la falta de avances en las negociaciones y la urgencia de soluciones para garantizar la estabilidad del servicio de transporte sanitario en la comunidad.
La sanidad aragonesa está en una encrucijada. Las recientes dimisiones, el malestar entre los profesionales y la sobrecarga de los centros hospitalarios evidencian una crisis de gran magnitud. Es necesario que el Gobierno de Aragón y los sindicatos encuentren una solución negociada que garantice la estabilidad del sistema y la calidad asistencial que los ciudadanos merecen. De lo contrario, la situación podría derivar en un colapso aún mayor del sistema sanitario en la comunidad.