La postcosecha es un momento clave en la vida vegetativa de los árboles frutales de hoja caduca y se puede aprovechar para preparar la producción de la próxima campaña
La fertirrigación, es decir la aplicación de abonos a través del riego por goteo, es una herramienta muy útil y potente que permite darle a las plantas los nutrientes que necesitan, en la cantidad justa, dónde y cuándo realmente los necesitan.
Sin embargo, en muchos casos se desaprovecha esta magnífica herramienta empleando los mismos tipos de fertilizantes y la misma forma de distribuirlos que cuando solo existía el riego a manta.
Hay un momento clave en la vida vegetativa de los árboles frutales de hoja caduca que, mediante la fertirrigación, podemos aprovechar para preparar la producción de la próxima campaña. Es la postcosecha, entendiendo como tal, desde finalizada la recolección, hasta la caída de la hoja.
Tal y como nos han explicado desde el equipo técnico de Agrostock Group, expertos en nutrición vegetal, algunas razones de la importancia de la postcosecha son las siguientes:
- Cuando el nitrógeno es aplicado en postcosecha, el árbol lo transporta mayoritariamente a los órganos de reserva (del 60 al 80% del N absorbido en otoño), de manera que en la siguiente temporada estará disponible más rápidamente para el crecimiento inicial de las hojas y flores. Por el contrario, si se aplica totalmente en primavera, puede llevar a un crecimiento vegetativo excesivo provocando una disminución de calidad del fruto, a la vez que las reservas quedan descubiertas.
- Estudios llevados a cabo en melocotonero con nitrógeno isotópicamente marcado, han mostrado que todo el crecimiento del árbol durante los primeros 30 días después de la brotación viene de utilizar las reservas almacenadas en el árbol, pues las raíces son incapaces de aprovechar nutrientes del suelo antes de este tiempo (las raíces no empiezan a ser realmente activas hasta que la temperatura en los primeros 50 cm de suelo alcanza una temperatura media de 15ºC).
- Los estudios disponibles también muestran que la fertilización en otoño provoca un aumento de la concentración de nitrógeno en los órganos perennes pero no en las hojas en senescencia, indicando que las reservas están constituidas por el nitrógeno aplicado en las últimas semanas.
- En cerezo y almendro, si aplicamos boro foliar en septiembre, se moviliza hacia la corteza y en primavera, por el floema, pasa de la corteza hasta las flores.
- En árboles jóvenes la respuesta a la fertilización postcosecha es mayor, pues tienen menor capacidad de removilización de los nutrientes desde las hojas hasta los órganos de reserva, antes de la senescencia otoñal.
Además, en estas fechas es importante estimular el sistema radicular para aprovechar al máximo las aplicaciones de nutrientes para aumentar las reservas de los árboles para el año que viene, tal y como explican desde el equipo técnico de Agrostock Group en este video:
Consideraciones finales
Como recomendación general, desde Agrostock Group consideran que la fertilización debería realizarse unos 45 días antes de la caída de las hojas. En todas las especies deberán aplicarse nitrógeno y potasio, pues estos elementos gozan de una excelente movilidad a través de los sistemas vasculares de la planta. En cuanto al fósforo, es imprescindible aplicarlo solamente en casos de niveles muy bajos en el suelo o de problemas de salud de raíces. Ahora bien, su aplicación en forma de acido fosfórico, incluido en un abono complejo, permitirá acidificar el bulbo húmedo del riego, algo siempre interesante en nuestros suelos de pH básico.
Una buena aplicación fertilizante en postcosecha, mediante fertirrigación, debería contener entre un 10 y un 25% de las necesidades totales del cultivo. La cantidad de nutrientes aportados se descontará de las aplicaciones necesarias en la próxima campaña.
Además, también debería aplicarse boro, zinc y manganeso, microelementos imprescindibles para la floración del año siguiente, mediante aplicación foliar, si los contenidos en hoja son bajos.
También es recomendable la aplicación de quelato de hierro, si aparece clorosis en septiembre. En variedades tempranas y en árboles jóvenes, es cuando el abonado postcosecha tiene una mayor importancia y determinará el buen arranque de la temporada siguiente.