Imagina que te presentas en tu sucursal bancaria habitual, vas a pedir crédito para tu empresa, y te dicen que no pueden dártelo
No es una situación agradable, pero pasa mucho más de lo habitual en los últimos meses. Dicen que el grifo del crédito se cierra, y es verdad. Es bastante más difícil acceder a financiación en estos últimos meses.
Si te presentas en el banco con una mano delante y otra detrás, a pecho descubierto, casi mejor que te ahorres la visita.
¿Por qué? Pues porque además de demostrar confianza, tienes que demostrar que vas a devolverle el dinero. La banca no quiere más pisos, no quiere más fincas, no quiere más naves, no quiere más solares. Quiere que se le devuelva el dinero que prestan.
Tu labor como empresario es demostrarle que se lo puedes devolver. Y contarle de la mejor forma posible, qué vas a hacer con ese dinero, y cómo vas a generar más, para devolverle el principal y los intereses. Tienes que preparar un buen dossier de financiación.
Este es el único secreto para conseguir crédito.
Bueno, y no estar excesivamente endeudado ya, porque si ya tienes mucho “dinero que generarás en el futuro” comprometido, tu capacidad de dedicar más recursos al pago de la deuda, va a estar bastante reducida. Y no se la van a creer por muy bonito que se lo quieras pintar.
Aun así, quizá tu banco de referencia, lo único que quiera es “diversificar” el riesgo, y planteando la operación en otro banco podrías conseguirla sin más problemas. Pero es poco probable.
Podrías pedir el aval de una SGR a través del banco, y así estarían más receptivos a facilitar el crédito que necesitas. En muchas ocasiones, te lo propondrán ellos mismos, desde la banca.
Otra opción es abrirte a financiadores no bancarios. Porque si tienes un negocio que funciona, y clientes que te pagan, no vas a tener muchas dificultades en acceder a la financiación extra-bancaria.
Y siempre es buena idea, contratar a un profesional de las finanzas que te ayude a plantear la financiación, y además conocerá en qué entidades (bancarias o no) pueden encajar mejor tus necesidades.
Porque tus necesidades, tenlo claro, no son las mismas que las de la banca o la financiera de turno. Una financiación mal preparada, puede hacerte enterrar tu empresa. Y siendo un negocio que funciona.